LA RENTABILIDAD DE LA EFICIENCIA ENERGÉTICA

La rentabilidad de la eficiencia energética consiste en proponer soluciones cuyo coste sea compensado por el beneficio económico que generan. Adoptar medidas con un coste de inversión muy elevado, aunque sean muy eficientes desde el punto de vista energético, realmente no compensan.

Hay que mirar a largo plazo

Cuando se habla del concepto de “coste” normalmente no se interpreta de manera general. Dentro de este término se suele englobar solo a los costes iniciales de adquisición y construcción, pero no se consideran los costes que se generan a largo plazo como el mantenimiento y funcionamiento. Por lo tanto, la evaluación del costo total anual de un edificio debería considerar tanto los costes de inversión como los costes destinados al funcionamiento.

La diferencia entre unos costes  y otros es que, el gasto asociado al funcionamiento va en aumento con el paso del tiempo, como consecuencia de la subida del precio de los combustibles y a la antigüedad de los equipos. La forma de reducir los costes de funcionamiento es haciendo una inversión consciente en medidas de eficiencia energética, ya que nos permite optimizar la relación entre la cantidad de energía consumida y los productos y servicios obtenidos. Esto parece una evidencia, pero es importante saber de qué manera invertir para que resulte rentable.

En este sentido, el estándar Passivhaus tiene unos costes de funcionamiento muy bajos y además se encuentra en el punto óptimo de la inversión. Es decir, la demanda de energía límite está fijada en 15 kWh/m2 año por una razón muy simple: la inversión que hay que hacer para obtener un retorno razonable es aceptable. Por ejemplo, para reducir la demanda por debajo de 15 kWh/m2 año habría que realizar una inversión inicial tan elevada, que no sería rentable.

Incorporar medidas de mejora de eficiencia energética puede requerir una mayor inversión inicial, pero le aporta valor al edificio y es rentable tanto para el promotor como para el usuario final. Para el promotor porque el precio de las viviendas con una alta eficiencia energética puede ser mayor, mientras que el usuario, además del ahorro económico y energético, disfrutará de un mayor bienestar y confort.

Conclusión

La preocupación general a la hora de realizar una inversión en eficiencia energética es el coste económico en un primer momento. Esta visión a corto plazo, es lo que en muchas ocasiones no deja ver las posibilidades que ofrece a futuro reducir el consumo energético, permitiendo no solo recuperar el dinero invertido, sino incluso generar retornos que financien futuras reformas. La clave está en elegir soluciones de bajo coste y alta repercusión en la disminución del consumo de energía.