LA ENVOLVENTE EN REHABILITACIÓN DE EDIFICIOS

Actuar sobre la envolvente en la rehabilitación de edificios tiene un impacto directo sobre la salubridad y sobre la demanda energética, es decir, sobre la cantidad de energía necesaria para tener las condiciones de confort deseadas en el interior de un edificio.  Dentro de esta envolvente se distinguen las partes opacas: muros y cubierta, y las partes acristaladas: ventanas. Está claro que ambas son importantes, pero en esta entrada nos centraremos en la rehabilitación energética de la envolvente opaca.

¿Por qué actuar sobre la envolvente?

En una rehabilitación se abarcan muchos trabajos como por ejemplo: mejora de  la seguridad estructural, recalce de cimientos y muros, reparación de cubiertas, renovación de las instalaciones y servicios de comunicación, mejora de la accesibilidad, habitabilidad de zonas comunes, etc. Sin embargo, estas actuaciones no mejoran la eficiencia ni reducen el consumo energético del inmueble. Se calcula que a través de muros y cubierta se pierde un 55% de la energía producida para calefacción y refrigeración. Para ello, la solución consiste en actuar sobre la envolvente térmica, y por otro lado sobre la envolvente estanca del edificio. En general, las razones por las que una rehabilitación energética es importante son:

  • Mejora la eficiencia y favorece el ahorro energético
  • Mejora las condiciones de confort y bienestar para el usuario
  • Se reducen las emisiones de gases con efecto invernadero (disminución de CO2)
  • Se eliminan las condensaciones y se mejora el aislamiento acústico, puentes térmicos y acústicos y
  • Se revaloriza edificio

Envolvente estanca

Una envolvente hermética es la clave para tener un edificio eficiente, ya que bloquea infiltraciones  de aire indeseadas a través de las carpinterías, encuentros, grietas o conductos mal sellados que causan desajustes en la climatización y corrientes molestas para los usuarios.

Esta capa hermética puede ubicarse por la cara interior o exterior del muro de fachada o de la cubierta.

  • Capa hermética interior

En caso de situar la capa hermética por el interior, habría que realizar tantos pliegues como fuesen necesarios para recorrer toda la envolvente por el interior del edificio, lo que implica un gran esfuerzo y que haya más probabilidad de cometer un error. Sin embargo, este método es recomendable si el aislamiento se va a colocar por el interior, ya que lo ideal es ubicar la capa hermética en el interior respecto a la capa del aislamiento.

  • Capa hermética exterior

Para realizar la capa hermética por el exterior es preciso analizar el estado actual de la fachada a rehabilitar. Si existe un enfoscado exterior, este no suele ser adecuado para hacer de capa hermética, ya que ha estado expuesto a muchas variaciones de temperatura y clima durante años, y lo más probable es que tenga fisuras. Por lo tanto debe hacerse una nueva capa hermética para posteriormente colocar el aislamiento exterior. La ventaja de realizar la capa hermética de esta manera es que se encuentra en la zona interior caliente del aislamiento, y tendrá mayor durabilidad.

A priori puede este procedimiento puede parecer mejor, pero no todos los problemas se resuelven de forma automática. Habrá que prestar atención a las zonas conflictivas como la unión de la ventana con la capa hermética, la cual sellará con cintas herméticas especiales y como el zócalo del muro en el caso de que exista sótano. Para ello, se debe extender la capa hermética por debajo del techo del sótano evitando que se produzcan infiltraciones.

Envolvente térmica

La fórmula de ahorro más barata y que mayor beneficio supone para el usuario es la mejora de la envolvente térmica, ya que con esta medida se reduce drásticamente la demanda energética tanto en invierno como en verano. Sin embargo, no hay que confundir el término de “buen aislamiento” con “mucho aislamiento”. Está claro que debe tener un espesor considerable, pero a partir de cierto grosor, deja de ser interesante. La clave está en encontrar el punto en que la inversión en aislamiento y el ahorro energético que proporciona es rentable.

Al igual que ocurre con la capa de hermeticidad, el aislamiento puede ubicarse en la cara interior o exterior del muro de fachada o de la cubierta.

  • Aislamiento interior

A veces la ejecución de aislamiento por el exterior no es una opción viable, sobre todo en edificios antiguos con fachadas protegidas, por lo estamos obligados a actuar por el interior. Esto provoca que el muro antiguo sea más frío y no se eliminen del todo los puentes térmicos.

  • Aislamiento exterior

Un sistema de aislamiento térmico exterior (SATE), es la solución más efectiva para conseguir dos de los pilares fundamentales del estándar Passivhaus: ejecución de una envolvente térmica continua que envuelva al edificio y por consiguiente, se reducirán drásticamente posibles puentes térmicos. Además tiene un buen comportamiento frente a la humedad, ya que el muro antiguo exterior pasa a ser interior y por lo tanto, se mantiene seco. En general la temperatura dentro de la sección transversal del muro es constante y la humedad relativa en los poros del material es baja incluso cuando los poros están en contacto con el aire interior, que está más húmedo.

Conclusiones

Podemos concluir que la envolvente de un edificio es mucho más que una apariencia estética, puesto que protege al edificio de las condiciones climáticas exteriores y actúa como segunda piel para nosotros. En materia de eficiencia energética, queda claro que es igual de importante ejecutar una envolvente estanca como bien aislada.

Hay que destacar que en la rehabilitación de un edificio, el mayor coste corresponde a la mano de obra, montaje de andamios etc, Por ello, se debe considerar una mejora en el aislamiento y en la hermeticidad,  aunque éste no sea el motivo principal de la obra.